viernes, 29 de agosto de 2008

Tao Yuanming - Poesía clásica china






II

He sembrado yo judías
al pie del Monte Poniente.
Crecen sólo escasos brotes,
y abundan las malas hierbas.
Al alba salgo a escardarlas.
Con el azadón al hombro,
regreso acompañado de la luna.
Angosta es la senda,
y altos los abrojos.
El rocío vespertino
me moja la túnica.
Mas nada de esto me importa.
Lo único que quiero
es hacer lo que me gusta.


Tao Yuanming, en Poesía clásica china.
Edición de Guojian Chen

Clara Janés






Pesadas huellas en el vergel.
Deja que el jabalí,
rey de la noche,
se coma las manzanas.
La ciencia queda en el árbol
para que juegue con ella
la serpiente
que oímos
aunque no lleguemos a ver.


Clara Janés, de Paralajes

domingo, 24 de agosto de 2008

José A. Valente






Tiempo del héroe

sobre cualquier tierra, ya nuestra


Para que nunca seas
pasto sólo del rito y las palabras
ni caigas nunca de tu inmensa muerte
ni nazcan de ella más que hombres armados,
votivo rompo el verso indigno
de ti y de esta hora.


José A. Valente, de Breve son

Patricia Damiano






Pentesilea


Se ha hurtado el casco negro y el cabello se disuelve
y la atavía.
No hay tablero más exacto.
No hay otro laurel.

Algo dicta al arte tu partícula más inútil.

En la pequeña hora,
la espada lejos del amoroso vuelo,
Héctor ha de morir
tres veces
en torno a Ilión.



Patricia Damiano, de Playa Köchel

Antonio Méndez Rubio







7.


En pie, como duermen los pájaros
sobre los árboles sin hojas,
respira el corazón. Sucede
la devastanción del instante
en que alguien quisiera mirar
la luz que se olvidó del fondo
para poder vivir. Repasa
lo que se puede y lo que no
se puede decir: verdad, aire.


11.


Nada hay más constante que hablar
el terco lenguaje sin voz
ni signos. Ni poderlo oír
se parece más a la suerte
de su desmemoria en las ramas
mudas, en el caer de los ojos
contentos por azar. Se entiende
y se reconoce mejor
esa señal que cualquier otra.


Antonio Méndez Rubio, de Para no ver el fondo

jueves, 21 de agosto de 2008

Kokinshu (Poesía clásica japonesa)






¿Por qué pensé
que las gotas de rocío
eran efímeras?
Sólo porque yo
no yazco sobre la hierba.


Fujiwara no Koremoto, en Poesía clásica japonesa. Kokinwakashu.
Traducción: Torquil Duthie

viernes, 15 de agosto de 2008

San Juan de la Cruz






¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.

Mi amado las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,

la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.


San Juan de la Cruz, Cántico espiritual (fragmento)

Edmond Jabès







A la llegada del poema, aurora y crepúsculo se convierten en noche, el comienzo y el final de la noche. El poeta lanza entonces su red, como el pescador en el mar, a fin de captar todo lo que se mueve en lo invisible, esas miríadas de seres incoloros, sin hálito y sin peso, que pueblan el silencio. Se apoderan, por sorpresa, de un mundo prohibido cuyos límites y poder ignora, y sobre todo le impedirá, una vez tomado, perecer; los seres que lo componen, como los peces, prefieren la muerte a la pérdida de su reino.
Rondando por cada sombra perpetuada, indefinidamente, el poeta desgarra una cortina de raso, párpado del secreto.

*

Nada más compuesta, la frase muere. Las palabras le sobreviven.

*

Marchar en carne viva hasta el hombre.

*

Memoria de las palabras. Las palabras desmontan la memoria.

*

El hombre siempre es salvado por un milagro.



Edmod Jabés, de El umbral La arena

domingo, 10 de agosto de 2008

La caja de Pandora




G.W. Pabst, La caja de Pandora (Lulú)(1928)

Aníbal Núñez






7. EL CONDE

En todo reino por razón de estado
hay un enano lleno de ambición.
Pero sólo en aquel país de la baba
un conde sin condado –poco amigo del rey y de la plebe–
pactó con el demonio sin saberlo el diablo.
Dejaba hacer no en sus dominios (eran
ya hemos dichos, maneras de la luz):
su palacio y cabaña. Hacía por no pisar
los parterres redes, las fiestas cortesanas
–pagaba puntualmente a sus primos burgueses
rentas de hiel por miel.

De ser señor de nada tenía la recompensa
de guardar la palabra que nadie sabe oír.


EL CONDE

Ve dianas el conde que no existen
guantes donde ya no,
un cortejo nupcial en los
estanques.
Monedas acuñadas. Ya ni eso.


8. CUARZO

¡Los cazadores de ocasiones, leyes
y
y el aspaviento de los perseguidos!

9. LA MISIVA

"He vencido al Arquero. Su señuelo
dudo de que lo fuera. No mi importa
haber errado el golpe: una paloma
bien merece la fe que acaso tengas.
Iba sin armadura, mas armado
de ambigua aljaba, de blasón espejo,
a su paso, a su aire,
volando si era halcón, flechas burlando,
y, si asaetado inmune.

Ahora siento el amor quizá la brecha
que abrió el ariete en mí. Que la constancia
trueque lo que no fue en realidad.

"Tu siervo"

LA MISIVA

Un lacayo equipado
para trasponer cerros
llevó a la noble dama
un pájaro maligno
que le haga sombra al sol, daño
al océano.


Aníbal Núñez, de Cuarzo, en Obra poética


El tío Vania







VOINITSKY.- Dentro de unos minutos la lluvia habrá pasado y todas las cosas de la naturaleza estarán lozanas y respirarán aliviadas. Únicamente a mí no me aliviará la tormenta. Día y noche me ahogo al pensar que perdía mi vida irremediablemente. No tengo pasado, todo mi pasado lo derroché estúpidamente en fruslerías, mientras el presente resulta horrible a fuerza de no tener sentido. Mi vida, mi amor, mírelos, ¿a quién ofrecérselos? ¿Qué voy a hacer con ellos? Mis sentimientos hacia usted son tan mal gastados como un rayo de sol que cae en un pozo, y yo no soy menos estéril.


Antón Chejov, El tío Vania

sábado, 2 de agosto de 2008

Corto Maltés


Corto Maltés, Hugo Pratt

Vicente Huidobro







Alguien iba a nacer



Algo roza los muros...
Un alma quiere nacer.

Ciega aún.

Alguien busca una puerta,
Mañana sus ojos mirarán.

Un ruido se ahoga en los tapices.

¿Todavía no encuentras?

Pues bien, vete,
No vengas.

En la vida
Sólo a veces hay un poco de sol.

Sin embargo vendrá,
Alguien la espera.



Vicente Huidobro, de En mares no nacidos (1916-1931)

Anábasis - Saint-John Perse







VII

No habitaremos siempre esta tierra amarilla que fue nuestra delicia...

El Verano, más vasto que el Imperio, suspende en las mesetas del espacio varias capas de climas. La vasta tierra en su era rueda hasta el borde su pálida brasa bajo las cenizas. –Color de azufre, de miel, color de cosas inmortales, toda tierra de hierbas encendiéndose con las pajas del otro invierno– y de la verde esponja de un solo árbol el cielo extrae su jugo violeta. (...)

En voz más baja por los muertos, en voz más baja por el día. ¿Tanta dulzura en el corazón del hombre puede impedirle encontrar su medida...? "Os hablo, ¡alma mía!, ¡alma mía ensombrecida por un perfume de caballo!" Y algunos grandes pájaros terrígenos, en su navegación hacia el Oeste, imitan justamente a nuestros pájaros marinos. (...)


Saint-John Perse, de Anábasis. Trad.: José Antonio Gabriel y Galán.


Nous n'habiterons pas toujours ces terres jaunes, notre délice...

L'Été plus vaste que l'Empire suspend aux tables de l'espace plusieurs étages de climats. La terre vaste sur son aire roule à pleis bords sa braise pàle sous les cendres. –Couleur de soufre, de miel, couleur de choses inmortelles, toute la terre aux herbes s'allumant aux pailles de l'autre hiver– et de l'eponge verte d'un seul arbre le ciel tire son suc violet. (...)

À voix plus basse pour les morts, à voix plus basse dans le jour. Tant de douceur au coeur de l'homme, se peut-il qu'elle faille à trouver sa mesure...? "Je vous parle, mon âme! –mon âme! –mon âme tout enténébrée d'un parfum de cheval!" Et quelques grands oiseauxs de terre, navigant en Ouest, sont de bons mimes de nos oiseaux de mer. (...)