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¿Quieres saber cómo paso mi tiempo?
Camino por el prado de enfrente, fingiendo
deshierbar. Deberías saberlo,
jamás deshierbo de rodillas, ni arranco
manojos de tréboles: en realidad, espero
algo de coraje, alguna evidencia
de que mi vida cambiará, aunque
me lleve siglos buscar
en cada manojo la simbólica
hoja. Pronto acabará el verano, ya
las hojas empiezan a cambiar, las de los árboles
enfermos van primero, la muerte las transforma
en un brillante amarillo, y un puñado de aves oscuras
anuncian su toque de queda musical.
¿Quieres ver mis manos? Tan vacías
como en la nota primera.
¿O se trataba tan sólo de seguir adelante
siempre, sin ninguna señal?
MATINS
You want to know how I spend my time?
I walk the front lawn, pretending
to be weeding. You ought to know
I'm never weeding, on my knees, pulling
clumps of clover from the flower beds: in fact
I'm looking for courage, for some evidence
my life will change, though
i takes forever, checking
cach clump for the symbolic
leaf, and soon the summer is ending, already
the leaves turning, always the sick trees
going first, the dying turning
brilliant yellow, while a few dark birds perform
their curfew of music. You want to see my hands?
As empty now as at the first note.
Or was the point always
to continue without a sing?
Louise Glück, El iris salvaje, trad. Eduardo Chirinos, Pre-Textos, 2006
Escribir o levitar.
El poema es sólo el espejismo del poema que soñamos.
Hondo, al final de la llaga está el poema.
Rafael Pérez Estrada, de Un plural infinito. Antología poética, Vandalia, 2011
X
Para desembarcar a los bueyes y a los mulos
se les tira al agua por encima de la borda, dioses vaciados en oro y frotados con resina,
¡El agua los acoge! ¡Los hace brotar!
Y nosotros esperamos en el muelle a manera de antorchas, mientras mantenemos los ojos clavados en la estrella de sus frentes —todo un pueble necesitado, vestido de su brillo, y sobrio.
Saint-John Perse, Pájaros y otros poemas, trad. Manuel Álvarez Ortega, Visor, 1996
"Si bajas a Egipto y consigues traer la perla única, la que está en medio del mar, cerca de la serpiente silbadora, [entonces] vestirás de nuevo tu túnica brillante y la toga que cae por encima de ella, y con tu hermano, nuestro segundo [en autoridad], serás el heredero de nuestro reino". (...)
"¡Despierta y levántate de tu sueño, y atiende a las palabras de nuestra carta! ¡Recuerda que eres hijo de reyes! ¡Mira la esclavitud, [mira] al que tú sirves! Recuerda la perla por la que has viajado a Egipto". (...)
Himno de la Perla, trad. y notas de Juan J. Alarcón Sainz y Pablo A. Torijano, Universidad Complutense, Madrid