sábado, 1 de noviembre de 2008

Pierre de Ronsard






A SU AMADA


Vamos a ver, muchacha, si la rosa
que esta misma mañana se vistió
con ropaje de púrpura a la luz,
no habrá perdido ya al caer la tarde
los purpúreos pliegues de su manto
y su color tan semejante al tuyo

Pero ya ves cómo en tan breve tiempo,
ay, muchacha, se empieza a deshojar
y caen en la tierra sus bellezas.
¡Oh, tú, naturaleza, cruel madrastra,
pues una flor así tan sólo dura
desde que sale el sol hasta la noche!

Hazme caso, muchacha, mientras luzcas
ese esplendor que dan los años jóvenes,
cuando todo es galano y recién hecho,
goza tu juventud, no esperes más,
pues la vejez lo mismo que a esta flor
marchitará algún día tu belleza.


A SA MAISTRESSE

Mignonne, allons voir si la rose
Qui ce matin avoit desclose
Sa robe de pourpre au Soleil,
A point perdu ceste vesprée
Les plis de sa robe pourprée,
Et son teint au vostre pareil.

Las! voyez comme en peu d'espace,
Mignonne, elle a dessus la place
Las! las! ses beautez laissé cheoir!
O vrayment marastre Nature,
Puis qu'une telle fleur ne dure
Que du matin jusques au soir!

Donc, si vous me croyez, mignonne,
Tandis que vostre âge fleuronne
En sa plus verte nouveauté,
Cueillez, cueillez vostre jeunesse:
Comme à ceste fleur la vieillesse
Fera ternir vostre beuaté.


Pierre Ronsard, Poesía, traducción: Carlos Pujol
Editorial Pre-Textos

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