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Estoy muriendo de sed junto a la fuente;caliente como el fuego, tirito de frío;en mi país estoy en tierra lejana;junto a un brasero tiemblo, aunque ardo;desnudo como un gusano, vestido como presidente,río entre llanto y espero sin esperanza;me reconforto en triste desesperación;me divierto y no hallo ningún gozo;soy poderoso sin fuerza ni poder,bien acogido, de todos rechazado.Nada me resulta seguro, sino lo incierto;ni oscuro, sino lo que es muy evidente;no tengo dudas, salvo una cosa cierta;considero la ciencia como accidente repentino;todo lo gano y sigo siendo el perdedor;al amanecer digo: "Dios me dé buena noche."Tumbado de espaldas, tengo miedo de caer;tengo riqueza y no poseo nada;espero una herencia y no soy heredero de nadie,bien acogido, de todos rechazado.Nada me preocupa y pongo mi esfuerzoen adquirir bienes que no me interesan;quien mejores palabras me dice, es quien más me hiere,y quien más me dice la verdad, más me engaña;mi amigo es quien me hace saberde un cisne blanco que es un cuervo negro;y quien me hace daño, creo que me ayuda;mentira, verdad, hoy me es todo uno;lo recuerdo todo, no sé expresar nada,bien acogido, de todos rechazado.¡Príncipe clemente! Plúgaos saber ahoraque oigo mucho y no tengo sentido ni conocimiento:soy de una facción y me someto a todas las leyes.¿Qué más sé? ¿Qué? Recuperar mis bienes,bien acogido, de todos rechazado.François Villon, Poesía, trad. Carlos Alvar, Alianza
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