sábado, 27 de noviembre de 2010

Lu Ji - Wen fu - Prosopoema del arte de la escritura







I. DISPOSICIONES PREVIAS

Ponte de pie en el único centro, y contempla
la secreta oscuridad. Nutre tu corazón,
tu voluntad, con las grandes obras del pasado.

Sigue el fluir de las estaciones y suspira
por la prisa del tiempo. Celebra las cosas
del mundo, y penetra en su variedad, en
su profusión.

Laméntate de la caída de las hojas en
el profundo otoño. Alégrate del renacer
de las ramas tiernas en la fragante
primavera.

Y temblará solemne tu corazón como
si tuvieras escarcha en el pecho. Y tu anhelo
se perderá en la lejanía como si
horadara las nubes.

Alaba la herencia esplendorosa: el legado
de virtud de tus predecesores. Evoca
el suave y cierto aroma del pasado.

Piérdete en la literatura, en su bosque
y su tesoro. Admira las frases más bellas
y su engranaje perfecto.

Y una vez conmovido, turbado, aparta
los libros, y empuja tu instrumento: la
pluma, el pincel. Conviértete entonces,
a ti mismo, y por fin, en palabras.

Lu Ji, Wen fu (Prosopoema del arte de la escritura), ed. Pilar González España, Cátedra

Antonella Anedda - ¿El miedo nos hace más fuertes?






Somos mortales mortalmente asustados
temblamos como zorros y perros
convirtiéndonos en la jauría de nosotros mismos.
Basta un sueño inoportuno
y la luz erosiona donde no hay refugio.
Nos desbandamos entre los objetos esperando que sean reales.
Cerramos los ojos con fuerza tratando de dormir en pleno día
diciendo: aquí, y pensando allá
ofreciendo sacrificios mientras movemos muebles
y cortamos con las tijeras los geranios.
De noche estiramos las mesas para los invitados
y desde la madera comenzamos a marchitarnos.
Colocamos con cuidado las servilletas y del lino se elevan demonios.
Girando la cabeza aquí, pensamos: allá
como de verdad sucede a cada persecución
Abrimos ventanas con la excusa del humo. El viento huele a basura
pero es una tregua. El mismo viento en su belleza es una ruina.
La sabiduría nos confunde como la cera.
Nos cuesta respirar
Permanecemos inmóviles
la sangre estalla entre la nuca y la espalda
nos volvemos serpientes
nos limpiamos entrelazándonos.


Traducción: Beatriz Castellary y Maria Grazia Calandrone



La paura ci rende più forti?


Siamo mortali mortalmente spaventati
tremiamo come volpi e cani
diventando la muta di noi stessi.
Basta un sogno sbagliato
e la luce rode dove non c’e’ riparo.
Sbandiamo tra gli oggetti sperando siano veri.
Stringiamo gli occhi provando a dormire in pieno giorno
dicendo: qui, e pensando là
offrendo sacrifici mentre spostiamo mobili
e tronchiamo con le forbici i gerani.
La sera allunghiamo i tavoli per gli ospiti
e dal legno cominciamo ad appassire.
Posiamo con cura i tovaglioli e dal lino si sollevano demoni.
Voltando la testa qui, pensiamo: là
come succede davvero a ogni inseguito.
Spalanchiamo finestre con la scusa del fumo. Il vento sa d’immondizia
ma è una tregua. Lo stesso vento nella bellezza è una rovina.
La saggezza ci confonde come cera.
Stentiamo a respirare.
Restiamo immobili
il sangue scatta tra la nuca e la schiena
torniamo serpi
ci puliamo intrecciandoci.

Antonella Anedda, en http://www.bibliotecaignoria.blogspot.com/

sábado, 20 de noviembre de 2010

El diccionario del Diablo - Ambrose Bierce







IDIOTA, adj. U.T.c.s. Personaje que penetra en el dominio de la especulación intelectual y se difunde por los canales de la actividad moral. Es omnífero, omnímodo, omnipotente, omnisciente. Es el que inventó el alfabeto, la imprenta, el ferrocarril, el vapor, el teléfono, y toda la extensión y círculo de las ciencias. Creó el patriotismo y enseñó a las naciones a hacer la guerra; es el fundador de la teología, la filosofía, la ley, la medicina y Chicago. Estableció los gobiernos republicanos y monárquicos. Vive de eternidad en eternidad, y todo lo que la creación abarcó es ahora el territorio de sus idioteces. Cantó sobre las colinas primitivas en la alborada de los tiempos, y en el mediodía de la existencia encabezó la procesión de los seres. Su mano de abuela está cálidamente abrigada en el crepúsculo de la civilización, y en la penumbra prepara la comida nocturna del hombre, la moralina-con-leche, y le tiende la cama del sepulcro universal. Y cuando todos los demás se hayan retirado para pasar la noche del olvido eterno, él todavía seguirá despierto, escribiendo la historia de la civilización humana.


Ambrose Bierce, El diccionario del diablo, trad. Eduardo Stilman, Valdemar

domingo, 14 de noviembre de 2010

Luis García Berlanga - El verdugo



Luis García Berlanga, El verdugo(1963)

Harry Martinson - El juego






Cuando quieras creer que
navegas fácilmente contra la corriente,
sube corriendo al puente una noche de luna.

El puente de piedra zarpa inmediatamente contra la vieja corriente de plata.
Nunca tienes tiempo de llegar, pero en la vida mucho
tiene que ser juego para poder vivir.

Harry Martinson, de Passad, Poesía nórdica, Antología de Francisco J. Uriz, Ediciones de la Torre

domingo, 7 de noviembre de 2010

sábado, 6 de noviembre de 2010

Félix de Azúa - Autobiografía sin vida






Lo que es indudable es que en algún momento los humanos necesitaron (¿necesitamos?, ¿seguimos siendo humanos como ellos o hemos dejado ya atrás aquella tan particularmente frágil condición?), y por lo tanto produjeron imágenes. ¿Por qué en aquel momento y no diez mil años antes? ¿Con qué finalidad? Ninguna hipótesis hasta ahora resiste el análisis. Sólo podemos aventurar que que las imágenes nacieron (y nacieron perfectas) cuando los humanos sintieron la irresistible necesidad de ver hacia fuera, de manera que se convirtieron en "el punto de vista", el lugar orográfico desde donde "se ve". Creo inseparable la súbita presencia de imágenes y la distinción entre "lo de dentro" y "lo de fuera". De un solo golpe, los humanos se separaron del mundo e hicieron del mundo un espectáculo que ellos contemplaban desde la butaca de sus ojos. Nuestros abuelos decidieron ser el ojo del cosmos y la visión quedó para siempre separada de todo cuanto podamos ver.

Félix de Azúa, de Autobiografía sin vida, Mondadori, 2010