sábado, 12 de marzo de 2011

Elias Canetti - Libro de los muertos






Hormigas y muerte. La hormiga nada sabe de epidemias ni de todas nuestras enfermedades. No se nota cuando está muerta, tan fácilmente puede resucitar. A este respecto, Miss Field ha realizado experimentos bastante crueles pero concluyentes. De siete hormigas que había dejado durante ocho días bajo el agua, cuatro volvieron a la vida. A otras las hizo ayunar y no les dio sino un poquito de agua en una esponja esterilizada. Nueve ejemplares de Formica subsericea resistieron la prueba entre setenta y ciento seis días. Entre los numerosos ejemplares de laboratorio se dieron sólo tres casos de canibalismo, y los días 20, 35, 62 y 70 del ayuno, unas cuantas hormigas, medio muertas de hambre, lograron llevar una gota de miel a su compañeras, cuyo estado era a todas luces desesperado.
Las hormiga sólo son sensibles al frío. Si bien no mueren a causa de él: permanecen dormidas en un estado de inmovilidad gracias al cual ahorran energías y aguardan tranquilamente el regreso del sol.

Elias Canetti, Libro de los muertos, Galaxia Gutenberg

2 comentarios:

Blanca Andreu dijo...

Dice mi experto en plagas que los ratones son muy inteligentes pero que las hormigas son completamente imprevisibles

Durandarte dijo...

Tan imprevisibles que, a pesar de Samaniego, se ha visto a alguna darle grano a la cigarra.

Saludos, Blanca