Un poeta muerto ya no puede escribir. De ahí la importancia de seguir vivo.
(...) Respetad a los filósofos, pero no les imitéis. Vuestra vía, desgraciadamente, se encuentra en otro sitio. Es indisocialbe de la neurosis. La experiencia poética y la experiencia neurótica son dos caminos que se cruzan, se entrelazan, y acaban por confudirse la mayoría de las veces, esto último por disolución del filón poético en el torrente sangriento de la neurosis. Pero no tenéis elección. No hay otro camino.
Trabajar permanentemente en vuestras obsesiones acabará conviertiéndoos en una piltrafa patética, minada por la angustia o devastada por la apatía. Pero, lo repito, no hay otro camino. Debéis alcanzar el punto sin retorno. Romper el círculo. Y producir algunos poemas antes de estrellaros contra el suelo. Habréis entrevisto espacios inmensos. Toda gran pasión desemboca en el infinito.
(...) Sois ricos. Conocéis el Bien, conocéis el Mal. No renuciéis nunca a separarlos; no os dejéis liar por la tolerancia, ese pobre estigma de la edad La poesía está en condiciones de establecer verdades morales definitivas. Debéis odiar la libertad con todas vuestras fuerzas.
Michel Houellebecq, Sobrevivir. Método, en Poesía, trad. Altair Díez y Abel H. Pozuelo, Anagrama, 2012