miércoles, 6 de febrero de 2008
John Donne
No estés orgullosa, muerte, aunque te hayan llamado
poderosa y terrible, pues tú no eres así.
Porque aquellos a los que quisiste derrocar,
pobre muerte, no murieron ni a mí puedes matarme.
Si del descanso y el sueño, que parecen calcarte,
mana el placer, más intenso placer manará de ti,
y pronto los más excelsos seguirán tu camino,
descanso de sus huesos y libertad de su alma.
Esclava de la desesperación, la suerte y el destino,
tu casa es el veneno, la enfermedad, la guerra.
Pueden dormirnos igual o mejor que tus besos
amapolas o hechizos. ¿Por qué, pues, te envaneces?
Pasado un breve sueño, despertamos eternos,
y ya nunca habrá más muerte y, muerte, morirás.
Jonh Donne
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