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(...) Sé olvidadizo de todo.
Con un punzón acerado te ocuparás de matar pacientemente tus recuerdos, tal como el antiguo emperador mataba las moscas.
No hagas durar tu felicidad por el recuerdo hasta el porvenir.
No te acuerdes y no preveas.
No digas: trabajo para adquirir; trabajo para olvidar. Sé olvidadizo de la adquisición y del trabajo.
Álzate contra todo trabajo; contra toda actividad que exceda el momento, álzate.
Que tu marcha no vaya de un lado a otro; porque no existe tal cosa; pero que cada uno de tus pasos sea una proyección restablecida.
Borrarás con tu pie izquierdo la huella de tu pie derecho.
Desconócete a ti mismo.
No te preocupes por tu libertad: olvídate de ti mismo.
Y Monelle dijo: Te hablaré de mis palabras.
Las palabras son palabras mientras son dichas.
Las palabras conservadas están muertas y producen pestilencia.
Escucha mis palabras habladas y no actúes de acuerdo con mis palabras escritas.
Después de hablar así en el páramo, Monelle calló y se puso triste: porque debía sumirse otra vez en la noche.
Y de lejos me dijo: Olvídame y te seré restituida.
Miré por la planicie, y vi alzarse a las hermanas de Monelle.
Marcel Schwob, El libro de Monelle
http://bibliotecaignoria.blogspot.com/
2 comentarios:
Me ha sobrecogido.
Un saludo, doc.
Ya ve que no era mala idea.
Saludos, lisensiada.
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