...e despierte, / contemplando / cómo se passa la vida, / cómo se viene la muerte / tan callando; / cuán presto se va el plazer, / cómo, después de acordado, / da dolor; / cómo a nuestro parescer, / cualquier tiempo pasado / fue mejor.
Finalmente debes consolarte con el hecho de que la extensión de los hielos aumenta. Que los jubilosos fuegos artificiales en su superficie son ocasionales, que el ponche con clavo cordialmente caliente no calienta demasiado en el poderoso Ártico. Debes alegrate de este duro conocimiento conseguido entre témpanos de hielo. Alégrate finalmente de no ser ciego.
Harry Martinson, Entre luz y oscuridad, trad. Francisco J. Uriz, Nórdica, 2009
Una mañana Manuel Vilas sacó todo su dinero de los bancos.
Fue a las cajas de ahorro, fue a las compañías de seguros, vendió su coche, anuló su plan de pensiones, se lo llevó todo en efectivo, un buen fajo de billetes calientes.
Qué bien, dijo, qué fuerte, y todos los empleados y los directores querían disuadirle pero Vilas tenía unas ganas infinitas de pasarlo bien.
Y luego se fue a ver enfermos, a ver emigrantes, incluso se fue a las cárceles.
Quería ser un santo espectacular, tenía esa marcha, tenía esa gran ilusión. Quería ser Cristo, Lenin, San Pablo, quería ir más allá del orden, de la naturaleza y de la vida.
Recorrió la ciudad de Zaragoza repartiendo dinero. En Conde de Arnada, dio mil euros a tres árabes, que le besaron los pies, y las manos, y se arrodillaron.
En el barrio de Delicias, en la calle Barcelona, dio trescientos euros a una negra africana, y ella quería comerle el sexo al buen Vilas, pero Vilas dijo "no, nena, hoy soy un santo, hoy son San Vilas, consérvate para tu marido, él te necesita, y yo os bendigo; anda, nena, ve en paz".
Y Vilas se echó a reír.
Fuego, qué fuego más grande, y siguió repartiendo, a una vieja china de un todo a cien le dio seiscientos euros, y la vieja le hizo una foto de diez millones de megapisels y la amplió y la enmarcó y la colgó en mitad de su tienda con dos velas debajo. A un vendedor de La Farola, ese periódico de los pobres, le dio ochocientos euros. Y el vendedor se echó a llorar y ardía como una vela en mitad de las catedrales antiguas.
Vilas quería ser un santo, tenía esa marcha.
Toda la mañana y toda la tarde estuvo quemando su dinero.
Miró la atmósfera y se estaban abriendo los palacios celestiales.
Estaba enamorado de sus semejantes.
Nunca vimos a nadie tan enamorado.
Manuel Vilas, Amor. Poesía reunida, 1988-2010, Visor, 2010
Cayó un trozo de muro de barro y estacas, y por la negra brecha salió como una centella un monstruo espantable, arrojando humo por las narices, agitando su melena de chispas, batiendo desesperadamente la cola como escoba de fuego, que esparcía un hedor de pelos quemados. Era el rocín. Pasó con prodigioso salto por encima de la familia, corriendo locamente por los campos, buscando instintivamente la acequia, donde cayó con un chirrido de hierro que se apaga. Tras él, arrastrándose como un demonio ebrio, lanzando espantables gruñidos, salió otro espectro de fuego, el cerdo, que se desplomó en medio del campo, ardiendo como una antorcha de grasa.
Sépase, pues ya no puedo levantarme ni caer, que al menos puedo tener perdido a Fortuna el miedo.
Búho - Cueva de Chauvet
Antonin Artaud
Il n'est plus possible que le miracle n'éclate pas
Heráclito
¿Cómo se ocultaría alguién a ese fuego que nunca se oculta?
Cave canem
Pickpocket
M
Andrei Rublev
Rear window
Nostalgia
The searchers
Río Bravo
Baisers volés
Vampyr
Laura
Ordet
Night and the city
Les yeux sans visage (final)
Gustav Klimt
La Poésie
Yxa
Antoni Tàpies
Llibres de mal
Mark Rothko
Perro semihundido - Francisco de Goya
El perro de Goya - Antonio Saura (I)
El perro de Goya - Antonio Saura (II)
El perro de Goya - Antonio Saura (III)
Lezama Lima
La luz es el primer animal visible de lo invisible
Inger Christensen
Las palomas crecen en el campo De la tierra habrás de resucitar
Ode on a grecian urn
What men or gods are these? What maidens loth? What mad pursuit? What struggle to escape? What pipes and timbrels? What wild ectasy?
¿Qué hombres o qué dioses son éstos? ¿Qué doncellas esquivas? ¿Qué enloquecido acoso? ¿Qué lucha por zafarse? ¿Qué flautas y panderos? ¿Qué delirante éxtasis?
John Keats
Wallace Stevens
O thin men of Haddam, Why do you imagine golden birds? Do you not see how the blackbird Walks around the feet Of the women about you?
Libro de Cartago
Cartago se parece a mi tristeza.
Juan-Eduardo Cirlot
¿Fracasará nuestra sangre?
Shall our blood fail?
Wallace Stevens
Ateniense joven
Ateniense joven, sé fiel a ti mismo, y misterio– todo el resto es perjurio–
Emily Dickinson
La prueba del agua
Entonces me dije: Los únicos poetas que me interesan son los que llevan cuidadosamente con manos nerviosas un cuenco lleno de sangre en el que ha caído una gota de leche o un cuenco lleno de leche en el que ha caído una gota de sangre... Ahora ya he visto, ahora quiero ver el firme asimiento de un cuenco lleno hasta los bordes de agua de manantial
Gunnar Ekelöf
Alejandra Pizarnik
La noche soy y hemos perdido. Así hablo yo, cobardes. La noche ha caído y ya se ha pensado en todo.
Georges Seferis
Dijiste hace años; "En el fondo soy un asunto de luz"
Par délicatesse A. R.
Oisive jeunesse A tout asservie Par délicatesse J'ai perdu ma vie. Ah! Que le temps vienne Où les coeurs s'éprennent!
Juventud ociosa siempre sometida, por fragilidad perdí hasta mi vida. ¡Que el tiempo no se demore en que el alma se enamore!
Arthur Rimbaud
Ed è subito sera - Y de pronto anochece
Ognuno sta solo sul cuor della terra trafitto da un raggio di sole: ed è subito sera.
Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra traspasado por un rayo de sol: y de pronto anochece.
Salvatore Quasimodo
José-Miguel Ullán
Mero ahorro, Señor, hubiera sido hacernos todo desmemoria y sexo.
Vivir también mi sueño en el sueño del mundo, y estar al aire libre, en un día de sol, antiguo y lejos.
César Simon
La chair est triste
La chair est triste, hélas! et j'ai lu tous les livres.
Stéphane Mallamé
Pebetero
Que me traigan el humo dijo Ciro y le trajeron todas sus victorias.
Aníbal Núñez
J.A. Valente
XXXVI
Y todo lo que existe en esta hora de absoluto fulgor se abrasa, arde contigo, cuerpo, en la incendiada boca de la noche.
Poeta
Friedrich Hölderlin
Was bleibet aber, stiften es die Dichte.
Pero lo que permanece, lo fundan los poetas.
Torso de Apolo arcaico
Si no fuera hermosa esta piedra trunca bajo la caída clara de los hombros, no luciera así igual que piel de fiera,
ni irisara desde todos sus contornos como una estrella: pues ahí no hay un punto que no te vea. Has de cambiar tu vida.
R. M. Rilke
La vida privada de Sherlock Holmes
Bringing up Baby - H. Hawks
Notorius
Sunrise
"Cuanto de importante sé de la moral humana lo he aprendido en el fútbol." Albert Camus