sábado, 17 de abril de 2010

Mark Strand - Un trozo de la tormenta







For Sharon Horvath

From the shadow of domes in the city of domes,
A snowflake, a blizzard of one, weightless, entered your room
And made its way to the arm of the chair shere you, looking up
Form your book, saw it the moment it landed. That's all
There was to it. No more than a solemn waking
To brevity, to the lifting and falling away of attention, swiftly,
A time between times, a flowerless funeral. No mere than that
Except for the feeling that this piece of the storm,
Wich turned into nothing before your eyes, would come back,
That someone years hence, sitting as you are now, might say:
"It's time. The air is ready. The sky has an opening."


Desde la sombra de las cúpulas en la ciudad de las cúpulas,
Un copo de nieve, una tormenta de uno, ingrávido, entró en tu habitación
Y se abrió camino hasta el brazo del sillón donde tú, al levantar la mirada
Del libro, lo viste cuando aterrizó. Eso fue
Lo que ocurrió. Nada más que un solemne despertar
A la brevedad, al subir y bajar de la atención, rápidamente,
Un tiempo entre tiempos, un funeral sin flores. Nada más que eso
Excepto por la sensación de que este trozo de tormenta,
Que se convirtió en nada ante tus ojos, volverá;
Que alguien dentro de muchos años, sentado como tú ahora, dirá:
"Ha llegado la hora. El aire está preparado. Hay un claro en el cielo".


Mark Strand, Tormenta de uno. Poemas, Visor

2 comentarios:

Rodrigo Palominos C dijo...

MUY DEFICIENTE, HORRIBLE LA TRADUCCION DE VISOR.

AL COMPARARLA CON LA TRADUCCION DE EDUARDO CHIRINOS (antología: "SOLO UNA CANCION", PRE-TEXTOS) RESULTA EVIDENTE. HAY MÁS TERSURA, LEVEDAD, EN LA RE-CREACION DE CHIRINOS. LOGRA POSAR EN INSTANTE ESE PEDAZO DE TORMENTA. EL ESPLENDOR OSCURO DE LA ABERTURA DEL CIELO EN MEDIO DE LA VIDA.

LAMENTABLE, PORQUE "tormenta de uno" obtuvo un premio Pulitzer 1998, y necesitaba comprarlo.

Durandarte dijo...

La traducción de esa edición corrió a cargo de Dámaso López García. Me faltan elementos de juicio para hablar de la calidad de la misma, y tampoco conozco la de Eduardo Chirinos. Sin embargo, el prólogo de Dámaso López es ameno y certero.

Saludos