viernes, 25 de febrero de 2011

Jesús Aguado - Los perros






Merodean las piras funerarias reflejando en sus ojos
el humo que los muertos, pero también nosotros, desprendemos.
La ceniza recoge sus huellas con amor
mientras ellos acechan la caída de un hueso.
Son músicos que saben distinguir el sonido de la madera que crepita
con un oído experto. Saborean
también el aire acre y beben de este río
sagrado pero turbio. Es hermoso
este modo que tienen de existir: luchando contra el lento
trabajo de la muerte, arrebatándole
una tibia, una mano, un hombro, una cabeza.
Se podría decir que matan a la muerte,
aunque muchos escupan a su paso
con el mismo desprecio con que escupen su vida y la de todos.

Jesús Aguado, Mendigo (Antología 1985-2007), Renacimiento

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