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María Zambrano, que estuvo tres años tuberculosa, me felicita y dice que siempre creyó en mi buena estrella. Yo empiezo a creer. Es una lástima que el descubrimiento de los antibióticos me haya recortado este período de vida ancha y larga hasta dejármelo en tres meses. ¿Imaginas qué cosas uno debe llegar a hacer, siguiendo esta vida tres años? Yo creo que para los poetas antiguos tener un mecenas era seguramente algo así.Jaime Gil de Biedma, Retrato del artista en 1956, Poesía y prosa, Galaxia Gutenberg
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