domingo, 31 de octubre de 2010

Ricardo Menéndez Salmón - La luz es más antigua que el amor







(...) Un cuadro totalmente negro que lo devoró la mañana del 25 de febrero de 1970 en su estudio de Nueva York, exactamente 51 semanas antes de que yo, el autor de La luz es más antigua que el amor, naciera al otro lado del Atlántico, en una ciudad junto al mar que arrastra la dudosa fama de no haber sido nunca novelada con genio.
Poco antes de morir, proféticamente escribió:

"Mi capacidad de mirar es tal que mis ojos terminarán por consumirse. Y este desgaste de las pupilas será la enfermedad que me llevará a morir. Una noche miraré tan fijamente en la oscuridad que terminaré dentro de ella."

Palabra de Rothko.

Ricardo Menéndez Salmón, La luz es más antigua que el amor, Seix Barral

sábado, 30 de octubre de 2010

Antonio Medinilla - Ciento y tres







Todos fuimos humanos
En la matanza-
Duendes y arqueros-
Escuderos y príncipes-
Pajes de la enmienda-
Cuál entonces
La Caída
Que demuele El Paisaje-
ORBIS DE IGNIS-
Nadie te acompaña-

Antonio Medinilla, Medievo, Adamar

sábado, 23 de octubre de 2010

Jordi Savall - Hespèrion XXI



Pavana y gallarda

Heinrich von Kleist - La Marquesa de O







Antes creería -respondió la Marquesa- que los sepulcros se pueden fecundar y que del vientre de los cadáveres se puede nacer.

-Pues entonces, mujer -dijo la esposa del Coronel, estrechándola entre sus brazos-, ¿qué te preocupa? Si tu conciencia está limpia de toda culpa, ¿por qué te va a inquietar un diagnóstico, aunque fuera de toda una camarilla de médicos? ¿No te da igual que sea por un error o por malicia? Pero lo que sí conviene es decírselo al padre.

Heinrich von Kleist, de La Marquesa de O y otros cuentos, Valdemar

domingo, 17 de octubre de 2010

Antonio Cabrera - Cosas que pensé en un barranco de Espadán







Lo remoto me engaña, lo no visto se esfuma.
Me huyen el detrás y el más allá.

¿Por donde nunca paso
acontecen el hierro y el vapor de las cosas?

Yo, que me atengo a una fracción no súbita
del mundo, intento concebir un sitio
donde obre el mundo
según su vocación cumplida, bien colmado:
que yo no vea al sol bruñir la adelfa
y que la adelfa, sin embargo, brille;
que flote el mediodía y llegue a culminar,
aun cuando en su interior no pesen
ni mi esqueleto ni mi anhelo.

Pienso en las sendas que no tomo,
mientras se funde otro minuto.

Libres de mi constatación,
entre la luz concreta
se quedarán, un día, toda flor
con su color violento,
cuanto busca crecer
y cuanto mengua, todo
lo que se abisma en su alma terrenal.

Los lugares sin mí son el raro anticipo.

Antonio Cabrera, de Piedras al agua, Tusquets

jueves, 7 de octubre de 2010

Bright Star - Jane Campion



Jane Campion, Bright Star (2009)

Wallace Stevens - Un día despejado y nada de recuerdos







Nada de soldados en el paisaje,
nada de pensamientos de personas ahora muertas,
tal como estaban cincuenta años atrás:
jóvenes y viviendo en aire vivo,
jóvenes y andando a la luz del sol,
volviéndose, con vestidos azules, para tocar alguna cosa,
hoy la mente no es parte del tiempo que hace.

Hoy está el aire despejado de toda cosa.
No conoce ninguna cosa salvo la nada
y corre sin significados sobre nosotros,
como si entre nosotros ninguno hubiese estado nunca aquí
ni estuviera ahora tampoco: en este superficial espectáculo,
esta invisible actividad, este sentido.


No soldiers in the scenery,
No thoughts of people now dead,
As they were fifty years ago,
Young and living in a live air,
Young and walking in the sunshine,
Bending in blue dresses to touch something,
Today the mind is not part of the weather.

Today the air is clear of everything.
It has no knowledge except of nothingness
And it flows over us without meanings,
As if none of us had ever been here before
And are not now: in this shallow spectacle,
This invisible activity, this sense.

Wallace Stevens, Poemas tardíos, versión de Daniel Aguirre, Lumen

domingo, 3 de octubre de 2010

sábado, 2 de octubre de 2010

Plutarco - Vidas paralelas







Iba avanzando en dirección a Babilonia, cuando Nearco, que había llegado en su segundo viaje hasta el Éufrates navegando desde el gran mar, dijo que se había encontrado con unos caldeos que aconsejaban a Alejandro mantenerse lejos de Babilonia. Él no hizo caso y siguió su marcha. Cuando estaba cerca de las murallas, he aquí que ve muchos cuervos que disputaban y se golpeaban entre sí, algunos de los cuales cayeron a su lado. Recibió luego una denuncia contra Apolodoro, general de Babilonia, en el sentido de que había hecho un sacrificio para conocer el futuro de Alejandro, y llamó al adivino Pitágoras. Éste no negó el hecho y, al preguntarle Alejandro sobre el estado de las víctimas, él dijo que el hígado estaba sin lóbulos. "¡Ay, grave es ese presagio!", exclamó Alejandro. Y no le hizo ningún mal a Pitágoras, pero le pesó no haber hecho caso a Nearco y, por eso, consumió la mayor parte del tiempo acampado fuera de Babilonia y navegando por el Éufrates. Muchos eran los presagios que le inquietaban: al león más grande y hermoso que criaba lo agredió un asno doméstico y lo mató de una coz. (...)

Plutarco, Vidas paralelas. Alejandro. Edic. Emilio Crespo, Cátedra