sábado, 23 de octubre de 2010

Heinrich von Kleist - La Marquesa de O







Antes creería -respondió la Marquesa- que los sepulcros se pueden fecundar y que del vientre de los cadáveres se puede nacer.

-Pues entonces, mujer -dijo la esposa del Coronel, estrechándola entre sus brazos-, ¿qué te preocupa? Si tu conciencia está limpia de toda culpa, ¿por qué te va a inquietar un diagnóstico, aunque fuera de toda una camarilla de médicos? ¿No te da igual que sea por un error o por malicia? Pero lo que sí conviene es decírselo al padre.

Heinrich von Kleist, de La Marquesa de O y otros cuentos, Valdemar

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