Ïbamos, en la tarde,
bajo las nubes grises.
(Tú tocabas el límite.)
Íbamos en silencio
contemplando las piedras
alzadas de la tierra.
El húmedo rumor.
(Se escuchaba el magnolio
suave en el aire solo.)
En el lugar vacío,
rompiendo el aire, dije:
Dime, señor del límite.
Andrés Sánchez Robayana, La sombra y la apariencia, Tusquets Editores, 2010
César Aira - El detalle
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