Mostrando entradas con la etiqueta Troyes Chrétien de. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Troyes Chrétien de. Mostrar todas las entradas

martes, 9 de agosto de 2011

Chrétien de Troyes - El cuento del grial

                                                                               
                                                                          
                                                                                    
                                                                                   
                                                                                           


(...)
-Sabed, pues, que habéis procedido muy mal. ¿Y visteis el grial?
-Sí, muy bien.
-¿Y quién lo llevaba?
-Una doncella.
-¿Y de dónde venía?
-De una cámara.
-¿Iba alguien delante del grial?
-Sí.
-¿Quién?
-Sólo dos pajes.
-¿Y qué llevaban en las manos?
-Candelabros llenos de candelas.
-¿Y quién venía después del grial?
-Otra doncella.
-¿Y qué llevaba?
-Un pequeño plato de plata.
-¿Preguntasteis a la gente adónde iban de este modo?
-Nunca me salió de mi boca.
-Peor que peor, válgame Dios. ¿Cómo os llamáis, amigo?

Y él, que no sabía su nombre, lo adivina y dice que se llamaba Perceval el Galés, y no sabe si dice verdad o no; pero decía la verdad, y no lo sabía. Y cuando la doncella lo oyó, se puso en pie ante él y le dijo como encolerizada:

-Tu nombre ha cambiado, buen amigo.

Chrétien de Troyes, Li contes del graal, por Martín de Riquer, El Acantilado,2003

domingo, 6 de diciembre de 2009

El cuento del grial - Chrétien de Troyes






Et tot cil de laiens veoient
le lance blanche et le fer blanc,
s'issoit une goute de sanc
del fer de la lance en somet,
et jusqu'a la main au vallet
coloit cele goute vermeille.
Li vallés voit cele merveille
qui la nuit ert laiens venus,
si s'est de demanander tenus
coment ceste chose avenoit,
que del chasti li sovenoit
celui qui chevalier le fist,
qui li ensaigna et aprist
que de trop paerler se gardast.
Et crient, se il le demandast,
qu'en le tenist a vilonie;
por che si nel demanda mie.


Y todos los que estaban allí veían la lanza blanca y el hierro blanco, y una gota de sangre salía del extremo del hierro de la lanza, y hasta la mano del paje manaba aquella gota bermeja. El muchacho que aquella noche había llegado allí, ve este prodigio, pero se abstiene de preguntar cómo ocurría tal cosa, porque se acordaba del consejo de aquel que lo hizo caballero, que le enseñó y adoctrinó que se guardara de hablar demasiado. Y teme que, si lo pregunta, se le considerará rusticidad: por esto no preguntó nada.

Chrétien de Troyes, Li contes del graal, por Martín de Riquer, Acantilado