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domingo, 25 de abril de 2010

Ted Hughes - El jaguar






The apes yawn and adore their fleas in the sun.
The parrots shiek as if they were on fire, or strut
Like cheap tarts to attract the stroller with the nut.
Fatigue with indolence, tiguer and lion

Lie still as the sun. The boa-constrictor's coil
Is a fossil. Cage after cage seems empty, or
Stinks of sleepers from the breathing straw.
It might be painted on a nursery wall.

But who runs like the rest past hese arrives
At a cage where the crowd stands, stares, mesmerized,
As a child at a dream, at a jaguar hurrying enraged
Through prison darness afther the drills of his eyes

On a short fierce fuse. Not in boredom -
The eye satisfied to be blind in fire,
By the bang of blood in the brain deaf the car -
He spins from the bars, but there's no cage to him

More that to the visionary his cell:
His stride is wildernesses of freedom:
The world rolls under the long thrust of his heel.
Over the cage fllor the horizons come.

Hughes Ted, El azor y el páramo, trad. Xoán Abeleira, Bartleby Ediciones


Los monos bostezan y adoran sus pulgas bajo el sol.
Los loros chillan como si ardiesesn, o se contonean
Como fulanas para que el paseante les dé una nuez.
Cansados de pura indolencia, el tigre y el león

Yacen quietos como el sol. La cola de la boa es un fósil.
Una tras otra, las jaulas parecen vacías, o bien
Cargadas del hedor que rezuma la paja de los que duermen.
Una escena ideal para decorar la pared de una guardería.

Pero, una vez pasadas éstas, quien corre como los demás llega
A otra jaula donde la multitud se detiene, observa hipnotizada,
Igual que un niño un sueño, un jaguar circulando rabioso
Por la oscuridad de su prisión, taladrándola con sus ojos.

A punto de estallar. No aburrido -
La mirada satisfecha de que el ardor la ciegue,
Los oídos ensordecidos por el estruendo de la sangre en su cerebro -
Gira junto a los barrotes, aunque no hay jaula que pueda con él

Como no hay celda que aprese al visionario:
Su zancada es el páramo de la libertad:
El mundo rueda bajo el largo impulso de su talón
Que allega los horizontes al suelo de su jaula.

jueves, 19 de julio de 2007

Ted Hughes - El zorro que piensa



EL ZORRO QUE PIENSA


Imagino el bosque en este instante de la medianoche:
algo más está vivo
además de la soledad del reloj
y esta página en blanco donde se deslizan mis dedos.

Por la ventana no veo estrellas:
algo más cercano
aunque más profundo en lo oscuro
entra en la soledad:

fría, delicadamente como la oscura nieve
el hocico de un zorro toca ramitas, hojas;
dos ojos siguen un movimiento que ahora
y de nuevo ahora, y ahora, y ahora

deja limpias huellas en la nieve
entre árboles, y con cautela una sombra
truncada la rellena un tocón y un cuerpo
hueco que se atreve a venir
por los claros del bosque, un ojo,
un verdor vasto y profundo,
brillantemente, concentradamente,
se ocupa de sí mismo

hasta que, con súbito caliente hedor de zorro,
entra en el oscuro agujero de la cabeza.
Aún no hay estrellas; hace tic-tac el reloj,
la página está escrita.