viernes, 25 de febrero de 2011

Jesús Aguado - Los perros






Merodean las piras funerarias reflejando en sus ojos
el humo que los muertos, pero también nosotros, desprendemos.
La ceniza recoge sus huellas con amor
mientras ellos acechan la caída de un hueso.
Son músicos que saben distinguir el sonido de la madera que crepita
con un oído experto. Saborean
también el aire acre y beben de este río
sagrado pero turbio. Es hermoso
este modo que tienen de existir: luchando contra el lento
trabajo de la muerte, arrebatándole
una tibia, una mano, un hombro, una cabeza.
Se podría decir que matan a la muerte,
aunque muchos escupan a su paso
con el mismo desprecio con que escupen su vida y la de todos.

Jesús Aguado, Mendigo (Antología 1985-2007), Renacimiento

Georg Trakl - Sumisión a la noche






Mujer-monje –en tu negrura
enciérrame, monte frío–.
Alta cruz en la blancura
de estrellas. Sangra el rocío.

Se rompen mentira y boca
purpúreas en fría cama.
Risas. Áureo juego. Toca
triste muerte una campana.

Nube lunar. Cae despacio
del árbol fruto salvaje.
Negra tumba es el espacio,
sueño este peregrinaje.

Georg Trakl, Cantos de muerte, trad. Angélica Becker, Seix Barral



NACHTERGEBUNG

Möchin! schließ mich in dein Dunkel,
Ihr Gebirge kühl und blau!
Niederblutet dunkler Tau;
Kreuz ragt steil im Sterngefunkel.

Purpurn brachen Mund und Lüge
In verfallner Kammer hühl;
Scheint noch Lachen, golden Spiel,
Einer Glocke letzte Züge.

Mondeswolke! Schawärzlich fallen
Wilde Früchte nanchts vom Baum
Und zum Grabe wird der Raum
Und zum Traum dies Erdenwallen.

viernes, 18 de febrero de 2011

Hipómenes y Atalanta - Guido Reni


Nadie me poseerá si no me vence antes en la carrera. Metamorfosis, Ovidio.
Guido Reni, Hipómenes y Atalanta

Francisco de Quevedo - Prólogo al endemoniado e infernal lector







Eres tan maldito que ni te obligué llamándote pió ni benévolo ni benigno lector en los demás discursos, para que no me persiguieses; y ya desengañado quiero hablar contigo claramente. Este discurso es el infierno. No me arguyas de maldiciente porque digo mal de los que hay en él, pues no es posible que haya dentro nadie que bueno sea. Si te parece largo, en tu mano está: toma el infierno que te bastare y calla. Si algo no te pareciere bien, o lo disimulas piadoso o lo enmiendas docto; que errar es de hombres, y el ser herrado, de bestia o esclavo. Si fuere oscuro, nunca el infierno fue claro; si triste y melancólico, yo no he prometido risa. Sólo te pido, lector, o te conjuro por todos los prólogos, que no tuerzas las razones ni ofendas con malicia mi buen celo. Pues lo primero guardo el decoro a las personas, y sólo reprendo los vicios, murmuro los descuidos y demasías de malos oficiales, sin tocar en la pureza de los oficios: y al fin si te agradare el discurso, tú te holgarás, y si no, poco importa, que a mí ni de ti ni de él se me da nada. Vale.

Francisco de Quevedo, Infierno, en Sueños y discursos, Unidad Editorial, 1999

sábado, 12 de febrero de 2011

Jaroslav Seifert - La columna de la peste







Nuestros dedos se deslizaban
como lo dedos sobre el papel de lija;
días, semanas, años, siglos,
y había épocas en que pasábamos llorando
largos años.

Hoy todavía camino alrededor de la columna
donde con tanta frecuencia esperé
y escuché, cómo murmura el agua
de las fauces apocalípticas,
sorprendido cada vez
por la amorosa coquetería del agua,
que estallaba en la superficie de la fuente
mientras caía la sombra de la columna en tu rostro.

Esta era la hora de la Rosa.

Jaroslav Seifert, versión de Clara Janés
http://amediavoz.com

sábado, 5 de febrero de 2011

W. S. Merwin - A la mano





Lo que el ojo ve es el sueño de ver
es al sueño de ver
a lo que despierta

y en el sueño
para cada candado real
sólo hay una auténtica llave
que está en el otro sueño
ahora invisible

es la llave de la única puerta real
abre a la vez el agua y el cielo
yace ahora en el fondo del río
en mi mano
mi verdadera mano

y a mi mano le digo
Gírala

abre el río



To the hand

What the eye sees is a dream of sight
what it wakes to
is a dream of sight

and in the dream
for every real lock
there is only one real key
and it's in some other dream
now invisible

it's the key to the one real door
in opens the water and the sky both at once
it's already in the downward river
with my hand on it
my real hand

and I am saying to the hand
turn

open the river


W. S. Merwin, Migración (Antología poética), selección y traducción de Abraham Gragera, Juan de Dios León y Ruth Miguel Franco, Editorial Pre-Textos

Acteón - Ovidio






¿Qué debía hacer? ¿Volver a casa, al palacio real o esconderse
en las selvas? La vergüenza impide lo uno, el miedo lo otro.
Mientras duda, le han visto los perros; Melampo y el ojeador
Icnóbates fueron los primeros en dar con sus ladridos
la señal, de Gnosos Icnóbates, de raza espartana Melampo.
En seguida se lanzan a la carrera otros más veloces que
el poderoso Nebrófono y el feroz Terón junto a Lélaps,
y Ptérelas, valioso para la carrera, y Agre para el rastreo,
y el fogoso Hileo, poco antes herido por un jabalí,
y Nape, hija de un lobo, y Pémenis, que antes perseguía
rebaños, y Harpía, acompañada de sus dos cachorros,
y Ladón de Sición con sus enjutos flancos,
y Drómade y Cánaque y Esticte y Tigre y Alce
y Leucón de pelo blanco y Asbolo de pelo negro,
y el muy vigoroso Lacón, y Aelo, infatigable en la carrera,
y Too y la veloz Licisca con su hermano Cirpio,
y Hárpalo, adornado en mitad de su negra frente
con un lucero, y Menaleo y Lacne, la de peludo cuerpo,
y, nacidos de padre cretense pero madre laconia,
Labro y Agriodonte, e Hiláctor de agudo ladrido, y otros
que sería prolijo mencionar. Tal jauría, ávida de presa,
por rocas y peñascos, por riscos inaccesibles, por donde
el camino es arduo y por donde no existe camino, le acosa.
Huy él por los parajes por donde muchas veces había dado caza,
huye -¡ay!- de sus propios monteros. Deseábales gritar:
"Soy yo, Acteón; reconoced a vuestro señor". (...)

Ovidio, Metamorfosis, trad. Antonio Ramírez de Verger y Fernando Navarro Antolín, Alianza Editorial