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sábado, 21 de noviembre de 2009

Eugenio Montale







Al escribir mi primer libro, obedecía a una necesidad de expresión musical. Quería que mis palabras fueran más adherentes que las de los otros poetas que había conocido. ¿Más adherentes a qué? Tenía la sensación de vivir bajo una campana de vidrio y, sin embargo, sentía que estaba cerca de algo esencial. Un velo muy fino, tan sólo un hilo me separaba de quid definitivo. La expresión absoluta habría sido la rotura de ese velo, de ese hilo: una explosión, el fin del engaño del mundo como representación. Pero se trataba de un límite inalcanzable. Y mi voluntad de adherencia seguía siendo musical, instintiva, no programática.

Eugenio Montale, del prólogo de Poesía completa, Galaxia Gutenberg

viernes, 14 de agosto de 2009

Eugenio Montale






He sembrado el alféizar de comida de pájaros
para el concierto de mañana al alba.
He apagado la luz y he esperado el sueño.
Y por la pasarela ya comienza
el desfile de los muertos grandes y pequeños
que he conocido en mi vida. Arduo distinguir
entre quienes quisiera o no quisiera que hubiesen
vuelto entre nosotros. Allí donde están
parecen inalterables por un exceso
de sublimada corrupción. Hemos
hecho lo mejor posible para empeorar el mundo.


Eugenio Montale, Huesos de sepia y otros poemas
Traducción de Carlo Frabetti, Ediciones Orbis

sábado, 19 de abril de 2008

Eugenio Montale





La forma del mundo

Si tiene el mundo la forma del lenguaje
y el lenguaje la forma de la mente,
la mente con sus plenos y vacíos
no es nada o casi y no puede salvarnos.

Así habló Papirio. Ya era noche
y llovía. Pongámonos a salvo,
dijo, y avivó el paso no advirtiendo
que era el suyo el lenguaje del delirio.


Eugenio Montale, en Cuaderno de versiones, traducción, J. A. Valente


La forma del mondo

Se il mondo ha la struttura del linguagguio
e il linguagguio ha la forma della mente
la mente con i suoi pieni e i suoi vuoti
è niente o quasi e non ci rassicura.

Cosi parlò Papirio. Era già scuro
e pioveva. Mettiamoci al sicuro
disse e affrettò il passo senza accorgersi
che il suo era il linguaggio del delirio.


miércoles, 6 de febrero de 2008

Eugenio Montale





A menudo he hallado el mal de vivir:
era el arroyo estrangulado que borbolla,
era el enroscarse de la hoja
requemada, era el caballo desplomado.

Del bien no supe, fuera del prodigio
que revela la divina Indiferencia:
era la estatua en la somnolencia
del mediodía, y la nube, y el halcón en lo alto.


Eugenio Montale, de Huesos de sepia