miércoles, 6 de febrero de 2008
Eugenio Montale
A menudo he hallado el mal de vivir:
era el arroyo estrangulado que borbolla,
era el enroscarse de la hoja
requemada, era el caballo desplomado.
Del bien no supe, fuera del prodigio
que revela la divina Indiferencia:
era la estatua en la somnolencia
del mediodía, y la nube, y el halcón en lo alto.
Eugenio Montale, de Huesos de sepia
Etiquetas:
Montale Eugenio,
poesía
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