sábado, 9 de febrero de 2008

María Victoria Atencia





LA MADRE DE HÉCTOR


Por esa ley antigua que obliga a los amantes
a sucederse en otras y otras generaciones,
yo misma a un joven héroe di vida en mis entrañas.
Me doblegué a las lunas y en su espera de júbilo
los hibiscos tiñéronse.
Se hacía transparente su rostro sobre el mío
y él me daba nobleza, belleza, plenitud.

Incendio tras incendio, el cuerpo prevalece.


María Victoria Atencia, de Ex libris

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