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El nombre de VirgilioEn los muros, las páginas del tiempo,vuelve a escribir el nombre de Virgilio.... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...El polvo llega hasta tus ojos ciegos.Los latidos del mar son tus latidos.En este mismo instante silenciosolas muchachas conversan en el atrio,corren alegres entre las columnas.Desparecen en un parpadeo.Viste alzarse el tobillo en la carrera,desprenderse la túnica amarillaen medio del calor (la tarde girasobre sí misma en aquel cuarto en sombras),la mentira y la muerte en la sonrisadel senador, la amarillez del cínico,la hoja vibrátil en la luz de agosto,las formas monstruosas de las nubesantes de la traición, la garza, el chopoligero de la mañana de noviembre,y otra vez aquel cuerpo que brillabaentre las olas imperecederas,el sol de nuevo sobre las colinas,el tiempo del horror y de la sangre.Dijiste: el polvo reina, el polvo sobreel reino del amor y la ceniza.Cruzan cigarras pero ya tus ojosse van tras los racimos transparentes,tras la viña tomada por el polvo,el oro, el sol que brilla entre los siglos.Todo tiempo es un tiempo de terrory de esplendor. Los signos en el murodicen el nombre de Virgilio. El tiempose ha detenido para ver su obra.... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...Abre los ojos. Ya no existe el nombreque escribiste con mano temblorosa.Sobre tu sueño nada sabes. Sóloel sol, el tiempo, el nombre de Virgilio.Andrés Sánchez Robayna, de Poemas
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