domingo, 12 de septiembre de 2010

Wole Soyinka - Me unjo la carne (Décido día de ayuno)






Me unjo la carne
sagrado es el pensamiento en el enjuto
aceite de la soledad
os convoco, a todos, a
los bancales de luz. Que se retiren
las sombras

Me unjo la voz
y en lo sucesivo dejo que suene
o se disuelva en su transcurrir solitario
por tu vacío. Nuevas voces
despertarán los ecos cuando
el mal se vuelva a alzar

Me unjo el corazón
y en su llama arrojo
las cenizas agotadas de tu odio:
que muera el mal.


I ANOINT MY FLESH
(Tenth Day of Fast)

I anoint my flesh
Thought is hallowed in the lean
Oil of solitude
I call you forth, all, upon
Terraces of light. Let he dark
Withdraw

I anoint my voice
And let it sound hereafter
Or dissolve upon its lonely passage
In your void. Voices new
Shall rouse the echoes when
Evil shall again arise

I anoint my heart
Within its flame I lay
Spent ashes of your hate -
Let evil die.

Wole Soyinka, Lanzadera en una cripta, trad. Luis Ingelmo, Bartleby Editores

2 comentarios:

Stalker dijo...

Intenso poema, Durandarte, a pesar de caer, una vez más, en la trillada retórica de la luz, la sombra, etc. (escritura supuestamente trascendente que desactiva el acceso al vértigo, al puro acontecer).

Pero es intenso, más allá de mi frugal principio de sospecha.

Quizá adquriré el volumen de Bartleby.

Seguimos, avivando el seso, cultivando la quietud, la apacible difuminación y la espera,

saludos

Durandarte dijo...

Hola, Stalker.
Conozco (y reconozco) tus prevenciones hacia ciertos términos. Existen las metáforas
fosilizadas, no las palabras gastadas: todas poseen la potencia de una combinación vibrante, sorprendente. Afortunadamente, los caminos hacia el vértigo son numerosos; también los de las imposturas. Ahí está la gracia.

Búsqueda urgente o quietud, veremos quién llega antes a ningún sitio.

Un abrazo