domingo, 30 de septiembre de 2007

Torso de Apolo arcaico - R.M. Rilke



TORSO DE APOLO ARCAICO

No conocemos la inaudita cabeza
en que maduraron sus pupilas. Pero
el torso arde aún igual que candelabro
donde su vista reducida tan sólo

se mantiene y fulge. Si no no podría
cegarte el curvado pecho, ni en el giro
leve del muslo vagara una sonrisa
hacia aquel centro en que gravitara el sexo.

Si no fuera hermosa esta piedra trunca
bajo la caída clara de los hombros,
no luciera así igual que piel de fiera,

ni irisara desde todos los contornos
como una estrella: pues ahí no hay un punto
que no te vea. Has de cambiar tu vida.

Rainer María Rilke, de Nuevos poemas

3 comentarios:

Gaines dijo...

Tengo la impresión que la traducción no es muy buena; aún así, qué maravilloso poema. Final arrollador. Gracias.

www.notassinpartitura.blogspot.com

anamaría hurtado dijo...

Este poema es tan sublime y magnífico, que se desborda por encima de la traducción; lo que VIÓ Rilke nos llega desde el revés de las palabras y estremece y subyuga, tal como un Dios antiguo, precisamente...
saludos,
anamaría

Durandarte dijo...

Estoy de acuerdo, Ana. Las pérdidas de cualquier traducción poética son irreparables. Sin embargo, el propio poema nos está diciendo algo importante: esa escultura devastada aún exclama el mensaje más valioso. Así sobreviven también algunas traducciones.

Saludos