sábado, 6 de noviembre de 2010

Félix de Azúa - Autobiografía sin vida






Lo que es indudable es que en algún momento los humanos necesitaron (¿necesitamos?, ¿seguimos siendo humanos como ellos o hemos dejado ya atrás aquella tan particularmente frágil condición?), y por lo tanto produjeron imágenes. ¿Por qué en aquel momento y no diez mil años antes? ¿Con qué finalidad? Ninguna hipótesis hasta ahora resiste el análisis. Sólo podemos aventurar que que las imágenes nacieron (y nacieron perfectas) cuando los humanos sintieron la irresistible necesidad de ver hacia fuera, de manera que se convirtieron en "el punto de vista", el lugar orográfico desde donde "se ve". Creo inseparable la súbita presencia de imágenes y la distinción entre "lo de dentro" y "lo de fuera". De un solo golpe, los humanos se separaron del mundo e hicieron del mundo un espectáculo que ellos contemplaban desde la butaca de sus ojos. Nuestros abuelos decidieron ser el ojo del cosmos y la visión quedó para siempre separada de todo cuanto podamos ver.

Félix de Azúa, de Autobiografía sin vida, Mondadori, 2010

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