sábado, 18 de junio de 2011

Los observadores - W. H. Auden

                                                                                                      
                                                                                                   
                                                                                                                   
                                                                                                              
                                                                                                                                  
Acodado en el alféizar me asomo a ver la noche:
El rostro amarillento del reloj de la iglesia, la luz verde del muelle
llameando en honor de otro año imprudente;
Zumba el silencio en mis oídos;
Se apagaron las luces de familias vecinas.

Bajo la oscuridad todo parece inmóvil;
La gran lila, lo mismo que una conspiradora,
Se hace la muerta sobre el césped,
Y arriba, junto al asta de bandera, la Osa Mayor
Cuelga como un portento sobre Helensburgh.

Oh Señores del Límite, que trabajáis con luz y oscuridad
Disponiendo un tabú entre diestra y siniestra,
Los tranquilos gemelos influyentes
De los que emana toda la propiedad,
Miradnos esta noche con indulgencia.

Nadie os ha visto: nadie puede decir, "Hace muy poco...
Aquí. Mire estas huellas... Andan cerca, al acecho",
Pero en mis pensamientos, esta noche,
Me parecéis figuras que vi una vez en sueños,
Los robustos guardianes de una finca rural.

Los fusiles al hombro, con la lluvia o el cielo claro,
Apostados en puertas o altozanos,
Junto a puentes y sotos os sabemos ahí:
Vuestra insomne presencia con su eterna amenaza
Nos invita a apreciar la paz de que gozamos.

No miréis muy cerca, no seáis muy veloces;
Nadie os ha invitado, pero estamos enfermos,
Usando los ardides del topo, las maneras
Del pavo o el sombrío coraje de la rata,
Y sólo con un truco sabremos despistaros.

La órbita del año se adentra en el verano.
Qué importa si el hambriento visionario
Ha visto el carnaval dentro de vuestras verjas,
Vuestros cuerpos pisoteados por las calles...
Aún vuestro poder nos hace falta: empleadlo, que nadie

Abandone la mesa llevado de un impulso,
Lanzándose de pronto, insensible ante el daño,
Con peligro en un cuarto o girando salvaje-
-mente sobre los campos igual que una peonza,
Barriendo y abatiendo por entre el día insomne.



The Watchers



Now from my window-sill I watch the night,
The church clock's yellow face, the green pier light
Burn for a new imprudent year;
The silence buzzes in my ear;
The lights of near-by families are out.

Under the darness nothing seems to stir;
The lilac bush like a conspirator
Shams dead upon the lawn, and there
Above the flagstaff the Great Bear
Hangs as a portent over Helensburgh.

O Lords of Limit, training dark and light
And setting a tabu 'twixt left an right,
The influential quiet twins
From whom all property begins,
Look leniently upon us all to-night.

No one has seen you: none cay say, "Of late–
Here. Yo can see the marks –The lay in wait,"
But in my thoughts to-night you seem
Forms wich I saw once in a dream,
The stocky keepers of a wild estate.

With guns beneath your armas, in sun and wet,
At doorways posted or on ridges set,
By copse or bridge we know you there
Whose sleepless presences endear
Our peace to us with a perpetual threat.

Look not too closely, be not over-quick;
We habe no invitation, but we are sick,
Using the mole's device, the carriage
Of peacock or rat's desperate courage,
And we shall only pass you by a trick.

Deeper towards the summer the year moves on.
What if the starving visionary have seen
The carnival within our gates,
Your bodies kicked about the streets,
We need your power still: use it, that none,

O, from their tables break uncontrollably away,
Lunging, insensible to injury,
Dangerous in a room or out wild-
-ly spinning like a top in the field,
Mopping and mowing through the sleepless day.


W. H. Auden, de Los señores del límite, trad. Jordi Doce, Galaxia Gutenberg, 2007

3 comentarios:

anamaría hurtado dijo...

¡Durandarte, qué sorpresa!
¿éste es el número 600? no lo esperaba.
Estoy aún sumergida en el poema, tratando de no ahogarme. Inmenso.
Gracias por traerlo.

"Look leniently upon us all to-night." es mi ruego

un abrazo fuerte que me salve de Auden
anamaría

Durandarte dijo...

Por supuesto. Que sean indulgentes, no cabe esperar más.

Saludos

anamaría hurtado dijo...

Es un poema insólito, para sumergirse, nadarlo, luchar contra la traducción, ahogarse en el inglés, hasta hallar la iluminación o la oscuridad, "dark and light", respirarlo en esa especie de atmósfera trágica de lo cotidiano: "Under the darkness nothing seems to stir" allí el poema se desliza hacia el límite.Es un poema de la intemperie.
Es de esos poemas en que resulta inevitable quedarse, repetir alguna frase como un mantra...
Gracias de nuevo y otro abrazo
anamaría