sábado, 6 de marzo de 2010
Muerte de don Beltrán
En los campos de Alventosa
mataron a don Beltrán,
nunca lo echaron de menos
hasta los puertos pasar.
Siete veces echan suertes
quién lo volverá a buscar,
todas siete le cupieron
al buen viejo de su padre;
las tres fueron por malicia
y las cuatro por maldad.
Vuelve riendas al caballo
y vuélveselo a buscar,
de noche por el camino,
de día por jaral.
Por la matanza va el viejo,
por la matanza adelante;
los brazos lleva cansados
de los muertos rodear,
no hallaba al que busca,
ni menos la su señal;
vido todos los franceses
y no vido a don Beltrán.
Maldiciendo iba el vino,
maldiciendo iba el pan,
el que comían los moros,
que no el de la cristiandad;
maldiciendo iba el árbol
que solo en el campo nace,
que todas las aves del cielo
allí se vienen a asentar,
que ni de rama ni de hoja
no le dejaban gozar;
maldiciendo iba el caballero
que cabalgaba sin paje:
si se le cae la lanza
no tiene quien se la alce,
y si se le cae la espuela
no tiene quién se la calce;
maldiciendo iba la mujer
que tan sólo un hijo para:
si enemigos se lo matan
no tiene quién lo vengar.
A la entrada de un puerto,
saliendo de un arenal,
vido en esto estar un moro
que velaba en un adarve;
hablole en algarabía,
como aquel que bien la sabe:
-Por Dios te ruego, el moro,
me digas una verdad:
caballero de armas blancas
si lo viste acá pasar,
y si tú lo tienes preso,
a oro te lo pesarán,
y si tú lo tienes muerto
désmelo para enterrar,
pues que el cuerpo sin el alma
sólo un dinero no vale.
-Ese caballero, amigo,
dime tú qué señas trae.
-Blancas armas son las suyas
y el caballero es alazán,
en el carrillo derecho
él tenía una señal,
que siendo niño pequeño
se la hizo un gavilán.
-Aquel caballero, amigo,
muerto está en aquel pradal;
las piernas tiene en el agua,
y el cuerpo en el arenal;
siete lanzadas tenía
desde el hombro al carcañal
y otras tanta el caballo
desde la chincha al pretal.
No le des culpa al caballo,
que no se la puedes dar,
siete veces lo sacó
sin herida y sin señal,
y otras tantas lo volvió
con ganas de pelear.
Romancero, edición de Alejandro González Segura, Alianza Editorial
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4 comentarios:
Caballero Durandarte:
Gracias por incluir mi poema/fotografía/diálogo en tu blog. Me ha gustado mucho verlo ahí, tras largos meses de retiro en mi torre.
Me he cambiado de blog, porque el viejo estaba demasiado cargado, y ayer, al instalar una escena de una película, me acordé de ti, que tan aficionado eres al cine.
La escena, para mí, es magistral, y demuestra una vez más que un griego o una griega fumando es capaz de hacer lo que sea.
Tu romance de hoy es muy triste. Las siete heridas me recuerdan a mi bisabuelo Andrés, que volvió de Cuba con cinco de arma blanca y dos de arma de fuego, aunque él ganó la batalla y además sobrevivió.
Es de mis romances favoritos (junto al conde Arnaldos, por supuesto). "Por la matanza va el viejo, / por la matanza adelante"; esos versos son ya una joya en sí mismos. Y al final, toda la fatalidad representada en el esfuerzo baldío del caballo, en la obstinación del jinete.
Saludos, Blanca
El tema es la muerte de Don Beltran pero... Hay algunos versos q no concuerdan alguna ayyda?
Hola, anónimo. Siento no poder ayudarte en cuanto a los versos que "no concuerdan".
Se trata de la versión de Alejandro González Segura publicada en Alianza.
Es un romance de influencia épica francesa en el que un padre busca a su hijo muerto en la batalla. Riquísimo en referencias visuales, dinámico, plástico, pleno de musicalidad; podemos sentir cómo avanzamos junto a la mirada desolada del padre de don Beltrán. En fin, una joya.
Saludos
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