sábado, 7 de mayo de 2011

Ambrose Bierce - El Diccionario del Diablo

                                                                                                                         
                                                                                                                                                  
                                                                                                                                                  
                                                                                                                                                   

HADA, s. Criatura diversamente conformada y dotada, que habitaba antiguamente en praderas y bosques. Era nocturnal en sus costumbres y algo aficionada a la danza y al robo de niños. Actualmente, los naturalistas las consideran extinguidas a las hadas, aunque un clérigo de la Iglesia Anglicana vio tres cerca de Colchester en 1855, mientras atravesaba un parque, después de cenar con el señor del castillo. La visión le sorprendió mucho, y lo dejó tan alterado que su narración de la historia era incoherente. En el año 1807, un grupo de hadas visitó un bosque cercano a Aix y se llevó a la hija de un campesino, a la que se había visto internarse en el bosque con un hato de ropas. El hijo de un adinerado bourgeois desapareció hacia la misma época, pero regresó después: había presenciado el secuestro y persiguió a las hadas. Justian Gaux, un escritor del siglo XIV, asegura que el poder de transformación de las hadas es tan grande que él pudo ver cómo una de ellas se convertía en dos ejércitos enemigos que libraban una sangrienta batalla; al día siguiente, cuando el hada reasumió su forma original y desapareción, quedaron en el campo setecientos cadáveres que los aldeanos tuvieron que enterrar. Gaux no informa si alguno de los heridos se recuperó. En tiempos de Enrique III de Inglaterra, se decretó por ley la pena de muerte para quien "matare, hiriere o estropeare" a un hada; la ley fue universalmente respetada.


PERRO, s. Especie de Deidad adicional o subsidiaria, destinada a recibir los excedentes y sobrantes de la religiosidad del mundo. Este Ser Divino, en algunas de sus encarnaciones más diminutas y lanudas, ocupa en el amor de la Mujer un lugar al que ningún macho humano podrá aspirar. El perro es una supervivencia, un anacronismo: no trabaja ni hila, pero consigue lo que no consiguió ni Salomón, en toda su gloria: yace el día entero sobre una estera, tostándose al sol y engordando, mientras su amo se afana para obtener con qué pagar un lánguido meneo de su cola salomónica, sazonado con una mirada de tolerante reconocimiento.

Ambrose Bierce, El Diccionario del Diablo, trad. Eduardo Stilman, Valdemar, 2004

2 comentarios:

nemini dijo...

Qué interesante. Me hace recordar los bestiarios de Rafael Pérez Estrada.
Un saludo desde cordial

Durandarte dijo...

Me alegra que le guste. No puedo comparar con ese autor, quizá debiera remediarlo.

Saludos, nemini