sábado, 10 de mayo de 2008

El americano tranquilo - Graham Greene





-Parece usted amigo suyo -dijo Vigot, desviando la mirada hacia Phuong. Entró un policía indígena con tres tazas de café solo.
-¿O prefiere tomar té? -preguntó Vigot.
-Soy amigo suyo -dije-. ¿Por qué no? Volveré a casa algún día, ¿no? Y no puedo llevarla conmigo. Se quedará muy bien con él. Es un arreglo razonable. Y se va a casar con ella, según dice. Y no podría hacerlo, sabe usted. Es un buen tipo a su manera. Serio. No uno de esos escandalosos bastardos del Continental. Un americano tranquilo -lo resumí de la misma forma en que podría haber dicho "un largarto azul" o un "elefante blanco".


Graham Greene, El americano tranquilo

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