sábado, 26 de julio de 2008

Leopoldo María Panero







ORA ET LABORA, I


Señor, largo tiempo llevo tus restos en el cuello y aún
en mi boca sola, y me arrodillo ante las tardes
y en rezo me evaporo,
como si fuera mi casa la ceniza.
Es
como si no existo, como si el rezo
pidiera a los dioses la limosna de mi nombre
ante la tarde entera.
Nunca supe lo que el cielo era:
quizá la tarde, tal vez
amar más que ninguno
a mi madre, la ceniza.
¡Oh espía!
De mí aparta tu ojo, hice un voto
haz secreta mi muerte.


Leopoldo María Panero, de Agujero llamado Nevermore

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