sábado, 25 de octubre de 2008

Antonio Machado






Con el sol que luce
más allá del tiempo
(¿quién ve la corona
de Macbeth sangriento?),
los encantadores
del buen caballero
bruñen los mohosos
harapos de hierro.

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CCXLI

Estos días azules y este sol de la infancia.



Antonio Machado, Poesías de la guerra
Poesías completas, Espasa-Calpe

2 comentarios:

karmen blázquez dijo...

A Machado, gracias querido Durandarte, hay que volver siempre, es uno de los milagros de nuestra historia, todo lo que se ha escrito después de él, ya lo dijo él, o Mairena jeje,
Admiro su capacidad de sintesis, de depurar, de contemplar y extrapolar, de su corazón al mundo, y viceversa,
y su ironía, sonrisa doliente, y esos versos tan últimos de vuelta, abrigados en su bolsillo, papel arrugado seguramente, qué dolor en lo suave, qué niño, qué niño irrenunciable, cómo sufrió ese niño.
Abrazo
k

Durandarte dijo...

Volver a quien dijo que "la poesía es palabra esencial en el tiempo".
Esencia y tiempo, en esa oposición está toda la partida.

Salud, Karmen.

P.