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Perdona. He sido un estratega como tantos que furtivos esquivanen la noche las moradas del hombre.Calculaba la posición de las guardias, antes de tener el valorde acercarme a los confines cerrados.Sabiendo más de la cuenta, fingía que es suficiente saber menos,no así como aquellos que dan testimonio,firmes ante los disparos, la persecución en la maleza y los insultos.Que los sabios y los santos, pensaba, ofrezcan la dádiva a la tierra,pero no a la lengua.Yo defiendo el buen nombre porque la lengua es mi medida.Lengua bucólica, infantil, que transforma lo sublime en tierno.Y se desmorona el himno o el salmo del músico principal, queda el villancico.Mi voz ha sido siempre incompleta. Me hubiera gustado dar las gracias de otro modo.Generosamente y sin ironía, esta soberbia de los cautivos.Después de los siete confines, bajo el astro del alba,En el habla del fuego y del agua y de todos los elementos.Czeslaw Milosz, PoemasTraducción de Barbara Stawicka, Tusquets Ediciones
1 comentario:
Me parece un poema magnífico. Gracias por darlo a conocer.
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