domingo, 14 de octubre de 2007
De la naturaleza de las cosas
La muerte nada es, ni nos importa,
puesto que de mortal naturaleza:
y a la manera que en el tiempo antiguo
no sentimos nosotros el conflicto
cuando el cartaginés con grandes fuerzas
llegó por todas partes a embestirnos;
cuando tembló todo el romano imperio
con trépido tumulto, sacudido
de horrible guerra en los profundos aires;
cuando el género humano en mar y tierra
suspenso estuvo sobre cuál de entrambos
vendría a subyugarle; pues lo mismo,
luego que no existamos, y la muerte
hubiese separado cuerpo y alma,
los que forman unidos nuestra esencia,
nada podrá sin duda acaecernos
y darnos sentimiento, no existiendo:
aunque el mar se revuelva con la tierra,
y aunque se junte el mar con las estrellas.
Lucrecio, De la naturaleza de las cosas
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