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EN LA ABADÍA DE FURNESSA mediodía aquí vienen a descansarestos trabajadores ferroviarios. Se sientan,pasean por las ruinas, pero no se oyen charlasvanas: han adoptado todos un aire serio,y, a una voz, suena un Himno vibrante que consagrauna vez más el Coro, tanto tiempo olvidado,y en torno hace vibrar la vieja tierra fúnebre.Otros miran arriba y admiran largamenteel ancho arco, pensando cómo se levantó,para elevar tan alto allá su fuerza y gracia:parecen notar todos el alma del lugar,y, como común respeto, es alabado Dios:saqueadores profanos, ¿no os sentís reprobadosmientras éstos, de espíritu sencillo, se conmueven?William Wordsworth, En la abadía de Furness
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