viernes, 24 de julio de 2009

Yves Bonnefoy- La luz, transformada






Ahora ya no nos vemos bajo la misma luz,
y ya no son los mismos los ojos ni las manos.
Está más cerca del árbol, el rumor de las fuentes es más vivo,
y son, entre los muertos, más hondos nuestros pasos.
Dios, que no existes, deja tu mano en nuestros hombros,
esboza nuestra carne con tu grave regreso,
y mezcla nuestras almas al fin con las estrellas,
los bosques y los trinos, las sombras y los días.
Renúnciate en nosotros como se rasga un fruto,
anúlanos en ti. Descúbrenos
el sentido secreto de lo que es tan sencillo
y que cayó sin fuego en nombres sin amor.


La lumière, changée

Nous ne nos voyons plus dans la même lumière,
Nous n'avons plus les mêmes yeux, les mêmes mains.
L'abre est plus proche et la voix des sources plus vive
Nos pas sont plus profonds, parmi les morts.
Dieu qui n'es pas, pose ta main sur notre épaule,
Ébauche notre corps du poinds de ton retour,
Achève de mêler à nos âmes ces astres,
Ces bois, ces cris d'oiseaux, ces ombres et ces jours.
Renonce-toi en nos comme un fruit se déchire,
Efface-nous en toi. Découvre-nous
Le sens mystérieux de ce qui n'est que simple
Et fût tombé sans feu dans des mots sans amour.

Yves Bonnefoy, de Mil años de poesía europea, Francisco Rico
Traducción Enrique Moreno Castillo, BackList

3 comentarios:

Blanca Andreu dijo...

La traducción es rara. Dice : "Dieu qui n´est pas" y está vertido como "Dios, que existes". Yo sé muy poco francés, pero aún así.

Blanca Andreu dijo...

A mi entender, "La voz de las fuentes"es más poético y más fiel que "el rumor de las fuentes".
Sin embargo, me gusta una cosa que se inventra: "Esboza nuestra carne con tu grave regreso".

Durandarte dijo...

Muchas gracias, Blanca, por tu atenta lectura. Le daré un papirotazo a Titivillus, aunque no descarto que estemos ante un acto fallido propio de un piadoso caballero con armadura, incapaz de reproducir el verso -afortunadísimo, eso sí- de Bonnefoy.

(Lo corrijo inmediatamente)

Saludos

P.