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Tengo un miedo terrible de ser un animalde blanca nieve, que sostuvo padrey madre, con su sola circulación venosa,y que, este día espléndido, solar y arzobispal,día que representa así a la noche,linealmenteelude este animal estar contento, respirary transformarse y tener plata.Sería pena grandeque fuera yo tan hombre hasta ese punto.Un disparate, una premisa ubérrimaa cuyo yugo ocasional sucumbe el gonce espiritual de mi cintura.Un disparate... En tanto,es así, más acá de la cabeza de Dios,en la tabla de Locke, de Bacon, en el lívido pescuezode la bestia, en el hocico del alma.Y, en lógica aromática,tengo ese miedo práctico, ese díaespléndido, lunar, de ser aquél, éste talvez,a cuyo olfato huele a muerto el suelo,el disparate vivo y el disparate muerto.¡Oh revolcarse, estar, toser, fajarse,fajarse la doctrina, la sien, de un hombre al otro,alejarse, llorar, darlo por ochoo por siete o por seis, por cinco o darlopor la vida que tiene tres potencias.22 Octubre 1937César Vallejo, de Poemas humanos
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