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7. EL CONDEEn todo reino por razón de estadohay un enano lleno de ambición.Pero sólo en aquel país de la babaun conde sin condado –poco amigo del rey y de la plebe–pactó con el demonio sin saberlo el diablo.Dejaba hacer no en sus dominios (eranya hemos dichos, maneras de la luz):su palacio y cabaña. Hacía por no pisarlos parterres redes, las fiestas cortesanas–pagaba puntualmente a sus primos burguesesrentas de hiel por miel.De ser señor de nada tenía la recompensade guardar la palabra que nadie sabe oír.EL CONDEVe dianas el conde que no existenguantes donde ya no,un cortejo nupcial en losestanques.Monedas acuñadas. Ya ni eso.8. CUARZO¡Los cazadores de ocasiones, leyesy y el aspaviento de los perseguidos!9. LA MISIVA"He vencido al Arquero. Su señuelodudo de que lo fuera. No mi importahaber errado el golpe: una palomabien merece la fe que acaso tengas.Iba sin armadura, mas armadode ambigua aljaba, de blasón espejo,a su paso, a su aire,volando si era halcón, flechas burlando,y, si asaetado inmune.Ahora siento el amor quizá la brechaque abrió el ariete en mí. Que la constanciatrueque lo que no fue en realidad. "Tu siervo"LA MISIVAUn lacayo equipadopara trasponer cerrosllevó a la noble damaun pájaro malignoque le haga sombra al sol, dañoal océano.Aníbal Núñez, de Cuarzo, en Obra poética
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