domingo, 24 de agosto de 2008

Antonio Méndez Rubio







7.


En pie, como duermen los pájaros
sobre los árboles sin hojas,
respira el corazón. Sucede
la devastanción del instante
en que alguien quisiera mirar
la luz que se olvidó del fondo
para poder vivir. Repasa
lo que se puede y lo que no
se puede decir: verdad, aire.


11.


Nada hay más constante que hablar
el terco lenguaje sin voz
ni signos. Ni poderlo oír
se parece más a la suerte
de su desmemoria en las ramas
mudas, en el caer de los ojos
contentos por azar. Se entiende
y se reconoce mejor
esa señal que cualquier otra.


Antonio Méndez Rubio, de Para no ver el fondo

2 comentarios:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Este es un gran libro de poesía. Sin dudarlo, el mejor que he leído en estos dos últimos años.

Un abrazo

Viktor

Durandarte dijo...

Un magnífico poeta; alejado de la facilidad, pleno de rigurosa contemplación. Para mí fue un hallazgo, y he procurado leer casi toda su poesía.

Salud

P.